22.10.09

Cuadrante

Una tarde se fue a mecer la vida
con su sonrisa de victoria sobre los mares
hablaba con la altivez de los que creen que existen
y que, en realidad, eso importa
presumía de los sueños y de habitar la luna solitaria
desde donde volvería sus pasos de niño
a repoblar los que le faltaran.
Por un instante, uno solo,
en algún cuadrante del matorral
me hizo pensar
que el amor
existe.